Lata Solidaria Vicente Ferrer

Este 2021/22 desde Tea Shop volvemos a apoyar a la fundación Vicente Ferrer por segundo año, esta vez en un proyecto apasionante como es la plantación de 1360 árboles. La Fundación Vicente Ferrer es una ONG de desarrollo comprometida desde 1969 con el proceso de transformación de una de las zonas más empobrecidas del sur de la India: los estados de Andhra Pradesh y Telangana. Este proyecto de plantación demuestra que economía circular y ecología pueden ir de la mano. Y es que gracias a la plantación de árboles frutales se aseguran ingresos a las familias que participan en el proyecto y se mejora el área de vegetación de las zonas áridas. Este proyecto ataca directamente al objetivo 13 (objetivo por el clima) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas.

Objetivos del proyecto solidario 21/22

Con la venta de esta lata solidaria ayudaremos en los dos objetivos principales del proyecto: beneficiar a la zona con el aumento de la cobertura vegetal y mejorar las condiciones socioeconómicas de los agricultores del distrito de Anantapur, con propensión a la sequía crónica, por medio de la promoción de la horticultura y a garantizar un promedio de ingresos anuales para cada agricultor/a que se incrementará de acuerdo con la edad de los árboles, con estimación de 30.000 rupias para las plantas de entre 8 y 15 años, 270.000 rupias para aquellas de entre 16 y 30 años y 600.000 rupias para las que tienen de 31 a 50 años.

El compromiso Green Inspiration de Tea Shop

Con la vinculación a la Fundación Vicente Ferrer, desde Tea Shop queremos contribuir de forma eficaz en el desafío de erradicar la pobreza extrema y favorecer la igualdad de oportunidades entre las comunidades más desfavorecidas de la India. Y gracias a esta colaboración damos ponemos en práctica nuestra política RSC por medio de un trabajo con visión a largo plazo y gran impacto colectivo, junto a una organización con profundo conocimiento de la realidad donde actúa.


Objetivo 2022: Plantación de 1360 árboles frutales

Esta lata solidaria apoya el proyecto de plantación que se desarrollará en el distrito de Anantapur en India y el árbol frutal que se plantará es el tamarindo. El tamarindo, fruto de un árbol autóctono de la India (Tamarindus Indica) también conocido como el “dátil indio”, tiene múltiples usos. Es un componente importante en la cocina del país y uno de los ingredientes esenciales en la dieta de las regiones sureñas, así como en Bengala Occidental, Orissa y Gujarati. En los estados del sur, el árbol de tamarindo crece tanto de manera silvestre como plantado a lo largo de carreteras o cultivado por agricultores, especialmente en las zonas de planicie de Andhra Pradesh y Karnataka. Por lo general estas plantas no requieren ninguna atención especial, aunque cuando se trata de cultivos para explotación económica es necesario adoptar medidas de gestión agrícola adecuadas, que garanticen su correcto desarrollo y la productividad futura.


Los suelos rojos y arcillosos son muy adecuados para su plantío y la siembra coincide con los monzones del sudoeste, en los meses de junio y julio. Es un cultivo de secano, relativamente fácil y rentable, ya que el tamarindo tiene raíces profundas, por lo que no requiere irrigación, y en cada acre de tierra se pueden plantar entre 40 y 50 árboles. Sin embargo, el riego es necesario durante los cuatro años que corresponden a las etapas de desarrollo en semilleros y de trasplante.

Cada parte del árbol es aprovechable y sus productos son accesibles para las familias con menos recursos económicos. La fruta, llamada pod en el sur de la India, puede ser utilizada de varias maneras en las diversas etapas de su desarrollo. Es consumida como verdura, tanto cuando está tierna como cuando lleva algún tiempo almacenada, después de ser cosechada poco antes de la maduración. Una vez madura, es procesada para su utilización en distintas preparaciones culinarias como condimentos, salsas y bebidas. Su pulpa contiene vitaminas y minerales varios y se le atribuyen propiedades que ayudan a reducir el impacto del exceso de flúor en el agua. Asimismo existe una gran demanda por las hojas y flores tiernas, usadas como vegetales. Las flores sustituyen a las hortalizas en épocas de escasez, especialmente entre junio y julio. Durante el verano, son una fuente de ingresos para las familias que poseen árboles o las recogen en los bosques. En una región seca, donde no abundan los residuos agrícolas, las hojas caídas son un buen recurso como material de compostaje. Las ramas pequeñas, muy resistentes, se utilizan como soportes en los cultivos de plantas enredaderas en campos y huertos. El follaje denso atrae a varias aves que, muchas veces, sirven como alimento.


lata solidaria vicente ferrer


Las familias beneficiarias

El grupo de beneficiarios directos del proyecto está compuesto por las familias que ceden los terrenos donde se realizará la plantación. A las restantes familias de la aldea se las considera como beneficiarias indirectas. Todas son campesinas, aunque algunas de estas personas, además de las actividades agrícolas, tienen que buscar otros tipos de trabajo para garantizar la subsistencia familiar. Cada familia cuenta con un mínimo de 3 hectáreas cultivables.

El objetivo de la acción, que contempla la plantación de 1360 árboles en tierras pertenecientes a familias campesinas, es proporcionar los recursos técnicos y materiales necesarios para la explotación comercial del cultivo de tamarindos y contribuir a la mejora de las condiciones de vida de la población local.


Las tierras de secano de la región poseen las condiciones idóneas para este tipo de horticultura. El clima seco es adecuado para la correcta maduración de la fruta hasta el momento de la cosecha, entre enero y marzo. En este período se realizan hasta tres recolecciones por árbol, de acuerdo con los grados de maduración.

Además del uso extendido en la dieta local, las semillas, hojas tiernas, flores y las plantas jóvenes también son fuentes de ingresos. Hay incluso campesinos y campesinas que obtienen mayores beneficios con sus huertos de tamarindo que con los de mango.

Asimismo, existe un gran interés por parte de las y los agricultores locales en este tipo de plantación y en la región, donde el tamarindo es considerado como “el verdadero amigo de las familias pobres”, se observa un aumento en la producción de la fruta, con la tendencia de llevarla a la gran escala.

Promoción del cultivo del tamarindo

Hace ya algunos años que el gobierno del distrito de Anantapur viene fomentando el cultivo del tamarindo. En 2003, bajo el programa denominado Chinta Nisintha (paz a través de los árboles de tamarindo), fueron plantados alrededor de 80.000 árboles, algunos destinados a la explotación económica, en una extensión de más de 2.000 hectáreas distribuidas entre tierras públicas, de legados o pertenecientes a pequeños agricultores, con una tasa de supervivencia de más del 90%. Esta iniciativa ha contribuido de forma importante para ampliar la cobertura vegetal natural en el distrito.

Existen importantes razones para que fomentar la plantación de tamarindo. Aparte del gran potencial comercial de este tipo de horticultura, su viabilidad económica y la adaptación del árbol a las condiciones climáticas y geográficas del distrito de Anantapur, está la agudización de la sequía crónica que sufre la zona, que afecta al negocio agrícola y fuerza la migración temporal de muchos campesinos y campesinas a los pueblos más grandes o a las ciudades.

Algunos agricultores del sudoeste de Andhra Pradesh suelen vender las cosechas del tamarindo por adelantado, en el mes de julio, con el fin de conseguir dinero para la adquisición de semillas y fertilizantes. Por otro lado, hay pequeños empresarios que las compran como una inversión segura, ya que casi no hay pérdidas en este negocio. La cosecha de la fruta madura entre marzo y mayo proporciona oportunidades laborares para los jornaleros y jornaleras, en una época con pocas opciones de trabajo.


El tamarindo, que puede soportar períodos de sequía prolongados y crecer en un medio adverso y suelos degradados, ofrece la posibilidad de generar buenos rendimientos a corto y largo plazo. Sin prácticamente ninguna inversión, las familias más necesitadas tienen la posibilidad de obtener ingresos regulares con unos pocos árboles.

La productividad del árbol del tamarindo, que puede perdurar hasta un siglo, va aumentando con los años. El rendimiento medio anual de un árbol con 25 años es de 300 kilos, aunque se considera que la fruta de los que tienen alrededor de 12 años es más sabrosa que aquella de los más viejos.

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